¿Y que si no tengo ganas?
Que pasa si no tengo ganas de escucharte decir que no me crees. De no saber si creerme a mi tampoco.
Si no tengo ganas de cantar juntos a los gritos alguna que otra canción.
Que pasa si odio no tener ganas de mirar tus ojos penetrantes, y quedarme callada ante tus innecesarias críticas, si, innecesarias.
Pero tampoco tengo ganas de recordar olvidarte, ni que vos recuerdes hacerlo, y que tu rastro se lo lleve el viento como alguien que pasó y se fue como si nada.
No tengo ganas de levantarme sola y que no esté preparado tu café chocolatada, ni que mi estómago sea de alguien más que tuyo.
No tengo ganas de que sea Abril, ni de esperar a Malena.
No tengo ganas de que me enseñes por milésima vez la hora, ni que el reloj pase las horas teniendonos juntos al lado.
Detesto no tener ganas, ya sé, es un asco. Un asco que termine así lo nuestro.
Pero más asqueroso es no tener ganas.
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